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La radiación utiliza haces de rayos X de alta energía u otras partículas para destruir las células cancerosas o evitar que crezcan.
A veces, la radiación es parte del tratamiento contra los sarcomas de Ewing. Principalmente, se combina con otros tipos de tratamiento. Casi siempre se administra al mismo tiempo que la quimioterapia. Aunque la radiación no suele ser el tratamiento principal, por lo general, estos tumores responden bien a la radiación. Las siguientes son algunas razones por las que el proveedor de atención médica puede sugerirle la radioterapia:
Para intentar reducir el tamaño de un tumor antes de una cirugía. Esto facilita la extracción.
Como tratamiento principal en lugar de la cirugía. Si no se puede extirpar todo el tumor de manera segura mediante cirugía, se podría recurrir a la radiación. En este caso, suele administrarse junto con quimioterapia. Esto se conoce como quimiorradioterapia.
Después de la cirugía. Se hace para destruir cualquier célula cancerosa que haya quedado.
Para tratar tumores en otras partes del cuerpo. Si el sarcoma de Ewing se propagó, la radioterapia suele ser una opción para tratar el cáncer que se encuentra en otros órganos.
Para planificar el tratamiento con radioterapia, deberá reunirse con un equipo de especialistas en cáncer. En este equipo pueden participar un cirujano, un oncólogo radioterapeuta, un dosimetrista, un radioterapeuta y un oncólogo médico.
La forma más habitual de recibir radiación para el sarcoma de Ewing se denomina radioterapia externa. La radiación proviene de una máquina grande que emite partículas o haces de rayos X invisibles. No hay contacto con la máquina y la radiación no duele. A veces, se utilizan tipos especiales de radiación externa para intentar limitar la cantidad de radiación que llega a las células sanas cercanas. Por ejemplo, la radioterapia de intensidad modulada (IMRT, por su sigla en inglés) y la terapia con haz de protones.
El proveedor de atención médica especializado en cáncer y radiación se denomina oncólogo radioterapeuta. Este proveedor de atención médica decide el tipo de radiación necesaria. También decide la dosis y la duración del tratamiento.
La radioterapia externa suele administrarse de manera ambulatoria en un hospital o una clínica. En la mayoría de los casos, la radioterapia externa se administra 5 días a la semana, de lunes a viernes, durante muchas semanas.
Antes del tratamiento, es necesaria una sesión de planificación para determinar exactamente hacia qué parte del cuerpo debe dirigirse la radiación. Este proceso se llama simulación. Esto puede tardar hasta 2 horas. Durante esta sesión, se pueden hacer pruebas de diagnóstico por imágenes, como tomografías computarizadas o ecografías. Esto permite a los proveedores de atención médica saber exactamente dónde está el tumor y a dónde dirigir la radiación.
También en esta sesión, se pueden hacer yesos o moldes del cuerpo. Se utilizan para colocarlo exactamente en la misma posición para cada tratamiento y evitar que se mueva durante el tratamiento. Luego, se acostará en una camilla y se quedará quieto mientras el radioterapeuta usa un aparato para definir el campo de tratamiento. El campo es el área hacia donde se dirigirá la radiación. A veces, se denomina puerto de radiación. El terapeuta puede marcarle la piel con pequeños puntos de tinta o tatuajes semipermanentes. Esto se hace para que la radiación se dirija exactamente al mismo lugar en cada sesión.
Los días que recibe radiación, se acostará en una camilla mientras la máquina se mueve por encima suyo. Es posible que deba usar una bata de hospital. El tratamiento es muy parecido a hacerse una radiografía, pero dura más tiempo: entre 15 y 30 minutos. Debería planificar estar allí alrededor de una hora en total.
Al comienzo de la sesión de tratamiento, un radioterapeuta puede colocarle protectores especiales para proteger las partes sanas del cuerpo. Los protectores también pueden colocarse en el cabezal de la máquina de tratamiento. Luego, el terapeuta alinea las luces de la máquina con las marcas en la piel para que la radiación se dirija al punto que se marcó durante la simulación. Cuando esté listo, el radioterapeuta saldrá de la habitación y encenderá la máquina. Es posible que escuche zumbidos o chasquidos, como el sonido de una aspiradora, mientras la máquina se mueve a su alrededor y se aplica la radiación. Durante el tratamiento, podrá hablar con el radioterapeuta mediante un intercomunicador. No le quedará radioactividad en el cuerpo después de los tratamientos con radioterapia de haz externo.
Dado que la radiación afecta tanto las células sanas como las cancerosas, este tratamiento puede provocar efectos secundarios. En general, se limitan a la zona del cuerpo en tratamiento. Algunas personas no tienen efectos secundarios o solo unos pocos. La mayoría de los efectos secundarios pueden tratarse. Es importante que le avise al proveedor de atención médica sobre cualquier cambio cuanto antes. El tratamiento inmediato de los efectos secundarios puede evitar que empeoren.
A veces, si se producen efectos secundarios y no mejoran con el tratamiento, es posible que se modifique la dosis de radiación o la frecuencia de los tratamientos. También se puede suspender el tratamiento hasta que los efectos secundarios mejoren. Asegúrese de informar al proveedor de atención médica sobre cualquier efecto secundario que observe.
Los efectos secundarios comunes de la radiación incluyen lo siguiente:
Cambios en la piel alrededor del puerto de tratamiento. Suele parecerse a una quemadura solar grave. La piel puede enrojecerse, ampollarse y pelarse.
Pérdida de cabello en áreas que reciben radiación
Náuseas o diarrea. Puede suceder cuando se aplica radiación en el abdomen o la pelvis.
Irritación de la vejiga. Esto puede provocar una sensación de necesidad de orinar con frecuencia o dolor o ardor al orinar. Esto puede suceder con la radiación en la pelvis.
Recuento bajo de glóbulos rojos
Si observa alguno de estos efectos secundarios, hable con el proveedor de atención médica de inmediato sobre cómo tratarlos y cómo saber cuándo se vuelven graves. Estos efectos secundarios suelen desaparecer con el tiempo una vez finalizado el tratamiento.
La radiación puede causar algunos efectos secundarios a largo plazo. Estos dependen del lugar a dónde se dirigió la radiación. Esto es motivo de preocupación en el tratamiento del sarcoma de Ewing, ya que suele afectar a niños, adolescentes o adultos jóvenes.
Los posibles efectos secundarios crónicos incluyen los siguientes:
Retraso en el crecimiento óseo. La radiación puede retardar el crecimiento de los huesos en los niños. Por ejemplo, esto puede hacer que una pierna sea más corta que la otra. Esto no es motivo de preocupación en personas cuyos huesos ya no crecen.
Cánceres secundarios. Es más probable que los cánceres se formen en áreas que han recibido radiación. Estos cánceres pueden formarse muchos años después del tratamiento. Por tanto, cuanto más joven sea, mayor será la probabilidad de que esto suceda. Asegúrese de consultarlo con su proveedor de atención médica.
Problemas de fertilidad. La radiación en la pelvis puede dañar los órganos reproductivos. Esto podría afectar la fertilidad más adelante. Si desea tener hijos en el futuro, hable con el proveedor de atención médica o con un especialista en fertilidad sobre sus opciones antes de comenzar el tratamiento.
Daño a otros órganos. Los órganos como el corazón o los pulmones pueden verse afectados por la radiación en el tórax. Los intestinos o la vejiga pueden verse afectados por la radiación en el abdomen.
Hable con los proveedores de atención médica sobre los efectos secundarios a los que debe prestar atención y cuándo debe llamar. Asegúrese de saber a qué teléfono llamar si tiene preguntas o problemas. ¿Hay una línea telefónica diferente para llamar durante la noche, los días festivos y los fines de semana?
Puede ser útil llevar un registro de los efectos secundarios. Tener una lista por escrito le facilitará recordar las preguntas cuando vaya a las citas. También les facilitará a usted y al equipo de atención médica colaborar en el armado de un plan para controlar los efectos secundarios.